¡Otro año más! ¡Qué barbaridad!
En cuanto te descuidas... pasa una año. Así, en un suspiro...
Pues sí, otra vez es el cumple de "mi chico de oro".
Guapo, inteligente, cariñoso... ¡Y taaantas cosas más. Ese es
mi niño. Mi niño, que ya no es tan niño, porque tiene ya.. ¡12
añazos!
Ha terminado el cole, se ha ido de fin de curso y en septiembre
empezaremos la aventura del instituto. ¡Uf! ¡Cómo nos cuesta a
las madres que nuestros hijos se hagan mayores!!!
Este año, el día de su cumpleaños coincidió con el día que
volvía del viaje de fin de curso, así que teníamos celebración
doble.
El monstruo de las galletas fue el elegido para sorprender al
hombretón. Y creo que le gustó y mucho.
¡Vamos con la receta!
Bizcocho de vainilla de Peggy Porschen:
Para un molde de 18 cm.
- 200 g de mantequilla, ablandada.
- 200 g de azúcar blanquilla.
- Una pizca de sal.
- Las semillas de una vaina de vainilla.
- 4 huevos medianos.
- 20 g de levadura.
Precalentamos el horno a 175ºC y engrasamos el molde. Yo, en
esta ocasión sólo he utilizado un molde, con lo cual el bizcocho
salió altísimo. Lo partí en cuatro partes y utilicé tres.
Ponemos la mantequilla, el azúcar, la sal y las semillas de
vainilla en un cuenco mezclador y batimos hasta que la preparación
blanquee y esté esponjosa.
Batimos ligeramente los huevos en otro cuenco y añadimos poco a
poco la preparación de mantequilla, batiendo con rapidez.
Seguidamente incorporamos la harina tamizada y mezclamos ligeramente.
Esto asegurará que el bizcocho se mantenga ligero y esponjoso.
Para la trufa:
- 300 ml de nata fría con más del 35% de materia grasa.
- Azúcar glas al gusto.
- Cacao en polvo al gusto.
Montamos la nata y le vamos añadiendo el azúcar glas y el cacao
en polvo hasta que esté a nuestro gusto.
¡Y montamos!
La técnica es muy sencilla:
Primero preparamos la crema que vayamos a utilizar. Yo, en este
caso utilicé mi crema de mascarpone, que ya sabéis que me encanta.
Seguidamente, la teñimos de azul y la metemos en una manga pastelera
con la boquilla 233 de Wilton.
Empezamos a decorar de abajo para arriba, alargando un poco los
hilos de cada pasada. Cuando ya tengamos los laterales de la tarta,
empezamos con la parte de arriba, igual que con los laterales, de
abajo para arriba. Y ya está, no hace falta que quede perfecto,
porque no se notará.
Los ojos son de fondant y la boca una cookie.
El niño quedó encantado y los mayores también.
Besazos.
Eva.